Llueve
la noche me cansa
andando juntos
siempre al mismo ritmo
como castigo de dios.
No se esfuma
aquel placer etéreo
de mojarnos juntos
mi cruel condena
caminando solo
en las nubes del cielo.
Todo acaba
y es como ser culpables
de haber estado juntos
en el mismo cuerpo
al mismo instante
la lluvia descansa
se seca
y otra vez estoy solo
mas tranquilo
pidiendo perdón.
Lluvia en Onán
Publicado por
Die Alborz
on domingo, 27 de septiembre de 2009
Etiquetas:
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Literatura,
Poesía
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