Lejos del Éden

No eres dios,
para alejarme de tu cuerpo
de aquel bendito
manantial vital.

Se alzan barreras
sobre el fruto prohibido
y desde lejos
mi deseo se incrementa más.

Ahogado en un lecho humedecido
que es mío
sin poder tocarte
se derraman mis sentidos
(sin copularte)
en el jardín celestial.

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