No eres dios,
para alejarme de tu cuerpo
de aquel bendito
manantial vital.
Se alzan barreras
sobre el fruto prohibido
y desde lejos
mi deseo se incrementa más.
Ahogado en un lecho humedecido
que es mío
sin poder tocarte
se derraman mis sentidos
(sin copularte)
en el jardín celestial.
Lejos del Éden
Publicado por
Die Alborz
on sábado, 4 de julio de 2009
Etiquetas:
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Literatura,
Poesía
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