Estoy harto
de la vida que acaba
del suave canto de sirena
que engalana;
El tedio del perdón:
la vida.
No me basta
seguir siendo el mismo
despojo de siempre,
decadente
entre las rocas del alma
clavando mis pensamientos.
Ya no surten efecto
aquellos paliativos
llamados sentimientos
inmune a todo
pero no a mi mismo
se cayeron las cruces
para astillar mis temores,
tal vez la soledad.
Astillas de soledad (Conclusión)
Publicado por
Die Alborz
on sábado, 3 de octubre de 2009
Etiquetas:
Die Alborz,
Literatura,
Poemario I,
Poesía
0 comentarios:
Publicar un comentario